
Este convento
fue fundado en 1549 por los frailes franciscanos, pero no fue sino hasta
algunos años después cuando se inició su construcción, bajo el cuidado de Fray Diego de Landa.

Se erigió
sobre las ruinas del antiguo edificio prehispánico conocido como Pap-Hol-Chac.

En 1562 las obras llegaron
a su fin y el mismo Fray Diego de Landa trajo una imagen de la
Inmaculada Concepción desde Guatemala; así, con el tiempo Izamal se convirtió
en el santuario mariano más importante de Yucatán.

El proyecto
arquitectónico se debió al arquitecto Fray Juan de Mérida y
presentaba las características de los numerosos conventos levantados en el
siglo XVI, un gran atrio con cuatro capillas de indios, la iglesia y el
convento propiamente con su huerta.

Durante el
siglo XVII y al menos en dos etapas se construyeron los corredores que unen las
capillas posas para cobijar a los participantes en las procesiones; con ellos
se destruyó la nave de materiales de indios, también se añadió en la parte
trasera de la nave de la Iglesia el camarín de la virgen y su escalinata.

Hacia el
siglo XVIII la fachada de la iglesia fue reformada; las pinturas murales son
del siglo XVI y principios del siglo XVII

Parte trasera del Convento




En agosto de
1993, el Papa Juan Pablo II visitó nuestro país por tercera ocasión. La visita
duró solo dos días, 11 y 12 de agosto en dos lugares, Mérida e Izamal.

El Papa llegó
directamente a Mérida, después de los saludos protocolarios a las autoridades
mexicanas, fue trasladado en helicóptero a Izamal, donde ya lo esperaban los
representantes de las etnias de América Latina en el atrio del Santuario.

En Izamal,
llegó al campo deportivo “El Zapotal” , viajó por algunas calles de la ciudad y
se dirigió al Santuario por la calle 31. Al llegar a la rampa principal de la
Provincia del Santo Evangelio de México y por Fr. Antonio Ramírez Torres,
Guardián del Convento.

En el estrado
preparado, presenció una danza maya, el obispo Felipe Aguirre Franco, encargado
de la pastoral indígena, por parte del episcopado mexicano, le dirigió un
mensaje.

Un indígena
maya de nombre Primitivo Cuxum Caamal, ofreció su palabra en nombre de las etnias,
finalmente, Juan Pablo II, ofreció su discurso a todos los presentes.

Terminados
los mensajes, el Papa, colocó la corona de oro de Nuestra Señora de Izamal y
puso un rosario en sus manos.



Años más tarde, el 30 de mayo de 1999, se colocó en el atrio del Convento, una estatua de bronce del Papa, para recordar su visita a Izamal.

La obra es de
Reinaldo Bolio Suárez. Se mandaron a hacer varias réplicas en pequeño y se
encuentran en distintas partes del Estado de Yucatán, una de ellas es la que
está sobre la columna de madera.












